Monday, June 9, 2008

Alaska, día 8: remate final, los Fiordos de Kenai

Sábado 31 de Mayo

Un día muuuuuyyyyy largo.

Todo lo que habíamos ido comprando lo íbamos echando al maletero (lo bueno que tiene el viajar en coche), pero lo malo es que llegado el final, todo lo que había en el maletero había que meterlo en las maletas y no era tarea fácil.

Esa mañana desayunamos en la cabaña y salimos para el puerto de Seward. Tras tomarnos nuestro chai de rigor y pasear un poco, haciendo tiempo, por el puerto, nuestra embarcación partió rumbo a los Fiordos de Kenai.

Pero no, no todo era tan bonito como lo pinto. ¿Recordáis que en el post anterior comenté que creíamos que la reserva del barco había salido bien? Pues no. Después que se llevara a cabo nuestra reserva y de pagar, etc., resulta que el tío había apuntado nuestros segundos apellidos, por lo que cuando les dijimos "Hidalgo" y "García", no aparecía nada. Nosotros no caímos en el tema (a mí ya me había pasado alguna vez), y hasta nos dimos cuenta, ya veíamos que nos quedábamos en tierra. ¡¡¡Menos mal que nos dio por preguntar a qué hora había que estar en el barco antes de tomarnos nuestro chai!!!

Al final todo se solucionó y para allá que fuimos.

Hay dos formas de acceder al parque. Una es por carretera a través del Glaciar Exit, el cual no vimos el día anterior (según nuestro plan inicial), porque se nos hizo tarde. Pero es alucinante aunque sea por fotos.
La otra forma es por el mar (mediante barcos o kayak, Justo se quedó con ganas de la 2ª opción, pero a menos que quisiera llevarse un bonito catarrazo como recuerdo, no era la mejor idea) , así que cómodamente optamos por un crucero.

Seis horas de orcas, ballenas jorobadas, leones marinos, cabras montesas, águilas calvas, frailecillos de cola grande ("tufted puffins" -loros del mar-), araos común ("common guillemot", físicamente como pingüinos enanos, pero sin ningún otro parecido) y otra infinidad de aves (nos contaron que había hasta 20 especies distintas); además del glaciar Holgate.

Teníamos opción de coger 2 rutas, la roja por la bahía Resurrección (5H) o la amarilla, que te llevaba a los glaciares (6H). Por una horita más merecía la pena coger el crucero largo, ya que la idea era ver más glaciares.

El Parque de Fiordos de Kenai es el más pequeño de los 9 parques naturales que hay en Alaska (si diferenciamos entre lo que llaman "state park" y "national park"). Sin embargo es uno de los más bonitos y visitados. El paisaje fue continuamente moldeado por glaciares, temblores de tierra y cambios climáticos; consituyéndose como el hábitat natural de muchas especies .

Mirad esta carita sonriente porque después, tardó un tiempo hasta recuperarla. A los 15 ó 20 minutos de zarpar, nos dieron de comer. El caso es que Justo iba bien, el barco iba rápido y pensaba que no le pasaría lo mismo que en la experiencia de las ballenas, cuando sus padres estuvieron de visita. Lo único malo era levantarse o cuando el capitan veía un animal y paraba el barco para que lo viéramos, era ahí cuando Justo empezaba a encontrarse mal. Al final decidió tomarse una pastilla para el mareo, a riesgo de quedarse sopa.

Llegado a un punto los animales eran más frecuentes (al fin y al cabo nos apuntamos al crucero también para ver animalitos) y las paradas por tanto, también. En el barco, uno de los de la tripulación, James, un jovencillo de Long Beach (Los Ángeles) que llevaba en Alaska desde Marzo, fue muy amable con nosotros y entre su español y mi inglés nos pudimos entender para ayudar a Justo a pasarlo lo mejor posible. Pero aún así Justo fue fuerte y no se quiso perder las maravillas que nos deparaba este mini-crucero.

Nuestros primeros animalitos, los simpáticos primos de los delfines: las Orcas. Como muchos de los animales en esta zona, estaban con sus crías, y pudimos verles de cerca, tanto, que hubo un momento que pasaron incluso por debajo de nuestro barco. Mejor que una foto, un video.





Después vimos unas ballenas pero, como aquella vez, muy lejos; y lo único que les veíamos era echar agua cuando respiraban. De nuevo, muy aburridas... Me quedo con las orcas :-)

Pasamos muy cerca de los fiordos. Esta bahía en concreto : "Three Hole Bay".
Es increíble cómo la naturaleza misma puede llegar a esculpir esas maravillas.


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Era alucinante ver nieve en unas montañas abruptas y afiladas que se hundían en el agua...



Pero la carita le cambió a Justo cuando entrando en una de las bahías del parque, la bahía Alalik, vio al enorme glaciar al que nos acercábamos. La pastilla y unas galletas saladas que le dio James, también ayudaron :-)

El glaciar era el Holgate, y era una verdadera pasada. Habíamos visto el Matanuska, pero este nos dejó con la boca abierta. El tamaño era colosal (en la foto del enlace se aprecia mucho mejor), los tonos azules, mágicos, y cuando el peso de algunas "pequeñas" moles de hielo, del tamaño de automóviles, caían al mar, el estruendo llamaba la atención, segundos más tarde.

Pero mientras escribíamos este post llegamos a este enlace, en el que se ve cómo estaba el glaciar el 1909. Y nos sorprendimos, si cabe, aún más, aunque en este caso con bastante pena.








Este glaciar es uno los brazos de hielo, que desembocan en el mar, del extenso campo de hielo Harding, que ocupa la mayor parte del parque de Kenai.


Según nos ibamos acercando en el agua había cada vez más fragmentos de hielo, de mayor o menor tamaño, que se habían ido desprendiendo de la pared del glaciar que desembocaba al mar.
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Se me empañó las gafas y el objetivo de la cámara de fotos (como se puede ver en esta foto, no había forma de limpiarla); hacía tal humedad y frío que se te metía por los huesos, y el hecho de que nos estuviera cayendo una gélida agua-nieve, tampoco ayudaba a entrar en calor.




El tiempo no era muy bueno y las previsiones meteorológicas peores, así que por precaución éste y el Glaciar Oso (de lejos) fueron los únicos que pudimos ver. No pudimos adentrarnos más en la bahía Alalik y nos quedamos sin ver dos de los más grandes junto con este :-(
Pero antes de alejarnos pudimos ver acercándose al glaciar a 3 kayaks osados (a Justo se le avivó la envidia;... menudo papelote, me hace coger un kayak para que luego se maree, como le pasó en Monterey con Óscar, y me da algo remando yo sola para poder volver a la civilización...).


Así que volvimos a mar abierto. Pero para no dejarnos con sensación de escasez (aunque después de ver el glaciar, el viaje - y hasta el mareo de Justo, para él- nos había merecido la pena), el capitan empezó su cruzada en busca de vida salvaje en la costa para ofrecernos. Para ello el mejor sitio era en las misma Bahía Resurrección de donde habíamos partido inicialmente.

Tras pasar de nuevo de lejos el Glaciar Oso, Justo seguía un poco 'pallá', pero se animaba cada vez que nos decían que había animalitos para ver.

Los leones marinos que a Justo tanto le molaban :-P
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Infinidad de aves como cormoranes, aguilas calvas, diferentes tipos de ocas, cisnes y patos y por supuesto, gaviotas. Dijeron otros tipos de aves pero por el inglés no nos enteramos de qué aves eran. No sabíamos que teníamos que ir con la lección de pajáros aprendida...
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Y los simpáticos pájaros que antes mencioné que son como pequeños pingüinos. El capitán acercó el barco hasta el risco, para que pudieramos verlos y fotografiarlos con claridad en sus nidos.

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Después de verlos la búsqueda animal concluyó. De chiripa, encontramos en el camino de vuelta un águila calva en la copa de un árbol... Demasiado lejos para nuestra cámara.

Sólo quedaba volver tranquilamente amenizados con unas ricas "cookies" con chocolate que la propia tripulación cocinó en el mismo barco minutos antes ¡Estaban calentitas!
Justo prefiró comérsela cuando el barco hubiera parado en el muelle,... con gran afán por cierto :-))))

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La parte divertida del viaje concluía, ahora sólo quedaba volver a casa. 1.356 millas a nuestras espaldas (2182 km),... Que se dice pronto!!!
Y una larga tarde-noche de espera en el aeropuerto de Anchorage. Teníamos que dejar el coche a las 8.30pm-9.00pm como muy tarde y hasta las 11.50pm no salía nuestro vuelo :-(

Como buenos frikies de Alaska, mientras hacíamos tiempo en nuestro terminal, nos vimos otro capítulo de "Doctor en Alaska" al mismo tiempo que veíamos como el sol que se dejaba más o menos ver a través de las nueves empezaba a ocultarse detrás de las montañas... al menos las vistas fueron chulas hasta el final.

Cuando nuestro avión despegaba, estaba empezando a ser de noche en Anchorage, pero por poco nos quedamos allí a pasar la noche. Después de que Justo había llamado 3 SEMANAS antes para reservar los asientos de los 2 vuelos, cuando llegamos al aeropuerto de San Francisco, no constaba que tuvieramos asientos reservados y nos dieron la última fila (eso sí juntos). Así que nos esperábamos lo mismo cuando llegamos a Anchorage, pero con la diferencia que habíamos llegado casi 3H antes y no suponíamos que tuvieramos problemas con el asiento aunque no constara de nuevo como reservado (¡¡¡Qué pasa, que nosotros hablábamos con fantasmas!!!). No sólo ocurrió lo que nos temíamos (cosa que no nos preocupaba porque pensábamos que en ese vuelo nocturno, iríamos prácticamente solos), sino que cuando llegamos a facturar en nuestra tarjeta de embarque no aparecían nuestros asientos. Consultamos con una señora de United y nos dijo que ya nos los darían en el mostrador de embarque.
Hasta 20 minutos antes de empezar a embarcar, no apareció ninguna persona que se encargara de asignar esos asientos a quienes no los teníamos, así que tras ver que no dejaba de llegar gente a nuestra terminal, dabamos por hecho que no nos darían asiento. LLegando 3H antes y sufríamos un "Overbooking"... Al final, apurando hasta el final y mareando a Justo de un lado para otro, al final nos dieron asientos en la misma fila pero cada uno castigado en una ventana... :-( ¿Nos habíamos portado mal?

En el camino de vuelta en avión, a Justo le hizo efecto el resto de la pastilla del mareo que se tomó en el barco porque no se enteró de nada, antes de despegar ya se había dormido, qué capacidad... Yo me tragué entera la peli "27 bodas" (no conseguí quedarme dormida con ella) y al final sólo dormí una horita y algo más.

Recogimos la maleta, pero nuestra odisea no acabó ahí. Nos acordamos muuuuuucho de Juan. Estuvimos 1H esperando 1 "shuttle". Cuando llegamos a la parada había uno esperando para cargar y el muy carota quiso cobrarnos más, así que, nosotros pasaríamos frío pero él también se quedó ahí esperando. Después de que varios de Supershuttle nos vacilaran un poco... llegó uno, se saltó las absurdas normas de la empresa a la torera, y nos llevó a una pareja que llevaba también mucho esperando (a Redwood City) y a nosotros.


POR FIN EN CASA!!!!!!!!



JUSTO: Pero que quede claro que esto no nos hizo llegar tristes a casa. Es uno de los mejores viajes que hemos hecho nunca. La naturaleza salvaje de Alaska nos ha impresionado y marcado, y eso es lo que importa. Espero que os haya gustado este "tour" por Alaska. A nosotros nos ha encantado revivirlo mientras lo escribíamos.

Para quienes os hayáis con ganas de ver más fotos de Alaska (y mejores ;-)) os recomiendo esta página. Hay para aburrir... :-)



Adios Alaska, nos encantó conocerte!!!

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