Thursday, August 30, 2007

Ir al médico es igual en todos los lados

Del 20 al 22 de Agosto


Lunes 20

El lunes, Justo p. seguía malillo así que después de comer, Justo vino a recogernos para ir a urgencias. Tuvimos la oportunidad de ver cómo funcionaban los hospitales privados de América y no es nada del otro mundo. Te cobran una pasta inicialmente por rellenar un formulario y ya verás algún día ese dinerito de vuelta…

Esperas y esperas en la sala como en España , sólo que las urgencias a las que fuimos no eran urgencias como tal, porque tenías que esperar según turno de llegada... Pero más allá de la puerta de la sala de espera quizás Justo pueda contar mejor cómo fue, ya que él entró con su padre.

Justo: aquí lo que hacen es que la enfermera hace una anamnesis (que no es una palabrota, sino las preguntas previas), que luego pasa al médico para que él no tenga que preguntar nada. Tuvimos que esperar un BUEN rato al médico, para que estuviese dos minutos con nosotros, pero bueno, lo que importa es que mando lo necesario para que se recuperase rápidamente :)

En la sala de espera, lo único que nos llamó bastante la atención a Puri y a mí fue quizás una tontería, pero os la cuento. Veíamos que en las mesitas y en el mostrador, había varios dosificadores de jabones líquidos que no requieren agua y tisúes. Lo primero que pensamos es que eran muy pijitos con la limpieza y que por tocar una revista ya se limpiaban las manos… Luego comprendimos que no eran tan pijitos, porque mucho hospital privado y mucho cobrar una pasta, pero las revistas que había en la sala, llevaban allí más de 1 año, ¡anda que no habrían pasado por manos aquellas revistas!!! Hicimos lo propio también ;-)

Martes 21

Por la mañana Justo p. se levantó mejor, el medicamento ya había empezado a hace efecto y tras comer en casa se fueron a Palo Alto a hacer algo de turismo por su cuenta. Para ser el primer día, se lo tomaron con calma. Esperaron a que Justo saliera del curro y volvieron para cenar en casita.

Miércoles 22

Siguiendo con la racha en California de los Hidalgo–Sanz, por la noche se volvió a pinchar el 2º colchón!!!!. A la mañana siguiente no nos lo podíamos creer. Habían dormido, él en el sillón del salón y ella en el suelo de la habitación y no nos habían dicho nada en toda la noche y de nuevo, otro colchón se había vuelto a romper por el mismo sitio. Para una noche que Justo p. se encontrba mejor y podían haber descansado, se rompe el cochón, increíble, ¿habían mirado a un tuerto cuando llegaron a Nueva York?

Pero como siempre, de todo sacaron algo bueno, y por la mañana estaban con una sonrisa de oreja a oreja y te lo contaban riéndose, así que como si hubieran dormido 8 horas seguidas, se fueron a Palo Alto de nuevo, pero esta vez, su aventura se ampliaba un poco más hacia Stanford. Se fueron a visitar el Museo Cantor y subieron a la Torre Hoover para verlo todo desde arriba. A ver cuándo lo hacemos nosotros… Aquí también ocurre lo típico, que teniéndolo tan cerca aún no hemos visitado el museo. A ellos les gustó mucho.

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