Más de lo mismo...

Si la semana había sido tranquila, el fin de semana prometía ser igual, y así fue. Yo como buena paciente, me discipliné e hice bastante descanso, por lo menos de no andar mucho.

Como manda la tradición, el sábado nos fuimos (no muy temprano) a desayunar al Starbucks de aquí al lado y después colada, y mientras se hacía, un chapuzón en la piscina,... ¡ups! Perdón, rehabilitación en la piscina ;-)

Cuando llegamos a casa, Juan nos estaba cocinando un rico, rico, pollo a la cerveza, así que tras reposarlo un poco, Justo y yo nos fuimos en bici a comprar unos cómodos colchones de aire para los próximos visitantes :-P Después pizza y peli y a dormir. ¡¡¡Día agotador!! ;-)

El Domingo, tuvo un poco más de ejercicio físico, pero también fue tranquí, aunque a lo mejor no para Juan, porque tuvo un buen tute en bici :-P

Cuando llegamos de comprar el sábado los colchones, él nos comentó que había encontrado un bonito apartamento en la misma calle donde vivíamos antes, en Menlo Park, y además se lo daban amueblado, ¡¡estaba bastante bien!! Así que después de llamarles varías veces por la noche y de mandarles unos cuantos correos electrónicos insistentes, le dijeron que no le quedaba otra que esperar a “las puertas abiertas” que hacían el domingo de 11.15 a 12.15 de la mañana.

Así que nos levantamos y nos fuimos a coger fuerzas en el Peet’s ;-) y después tras un tranquilo paseo en bici, llegamos los primeros al apartamento. Nos gustó bastante a los 3 y tras decirles Juan que le interesaba, ellos le comentaron que había que seguír los trámites y tras rellenar un formulario de solicitud del apartamento, nos fuimos con la esperanza de que al ser LOS PRIMEROS, se lo darían fijo a él. De hecho, eso es lo que dijeron ellos: tras cerrar las puertas, el siguiente paso sería llamarle. Pero nos fuimos a Denodo a buscar los talones de cheques de Juan, por si eran necesarios (y a ver la nueva oficina) y después nos fuimos a comer al Gyro's de University Ave. Pero nadie le llamaba. Antes de irnos hacia Mountain View, él les llamó de nuevo, pero como hasta ahora, no le cogieron el teléfono. Nos estaba empezando a extrañar.

Después de comer pensabamos dar un paseo en bici por Stanford, pero aún en bici, iba a ser mucho trote para mi pie, y nos fuimos a casa. Cuando llegamos, Justo se fue a la piscina y yo me quedé en casa buscando más información del Big Sur.

Ya por la noche consiguió Juan hablar con los del apartamento y le dijeron algo muy raro, que verían todos los formularios y que al día siguiente llamarían a TODOS,... muy raro, muy raro!!!!