Y llegó el día D, el del desembarco a... Mountain View. El grupo A, compuesto por Jesús y Bea desembarcaron en San Francisco a la hora prevista. Un momento después, Óscar, el grupo B, llegaba un ratito después, aunque nos costó un rato encontrarnos!!!

El día siguiente me lo cogí libre para mostrarles la zona. Iniciamos el camino con un desayuno en Peet's, para que probasen un poco de nuestro estilo de vida en esta zona.

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Después los acompañamos al Shoreline Lake, el laguito que tenemos al lado de casa. Hacía muy buen tiempo y estaba lleno de ... ¿patos? (o algo así :) ). Era una sensación extraña el ver a nuestros amigos en un sitio que asociábamos con otra vida, otra gente... molaba.

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Tras pasar por Google, y fuéramos echados muy amablemente por el segurata (no creo que fuera la primera vez que echaba a "turistas"), nos acercamos al badulaque de Los Simpson que ya comentaba Rosa hace un par o tres de posts. Era un clásico que había que aprovechar.


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El día tan ajetreado siguió con un paseo por University Avenue, en Palo Alto, donde pasamos un buen rato en Border's, la librería y nos encontramos con Richard y después con Rocío y con Juan. Era el momento de acercarnos a Stanford, paseando por el museo Cantor, que era algo nuevo para Rosa y para mí. Este museo contiene la colección de esculturas de Rodin más grande fuera de Europa.

Después, a comer un poco en la librería de Stanford, excusa perfecta para ver libros como locos, y plantearse el pillar unos souvenirs, aunque la gente aguantó el tipo como unos campeones :) Mientras, nosotros pasábamos el rato preparándonos para la temporada de fútbol americano ;) ;) ;)

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Y, ya que estábamos de visita por las universidades, nos cogimos la carretera 101 y nos fuimos a Berkeley. El plan era pasar también por el Golden Gate, pero se nos hacía un poco tarde, y era algo que seguro que tendrían más oportunidades para ver. La idea era esperar a Obo, que llegaba el lunes por la noche, antes de ir a San Francisco. Al menos, tuvieron la primera vista de la ciudad mientras nos acercábamos al puente de la Bahía, que nos llevaba a la East Bay, camino de Berkeley. En el camino hubo un poco de tensión cuando el coche que conducía Jesús perdió contacto visual con el nuestro, pero se solucionó rápidamente.
En Berkeley, prácticamente vacía, hubo un poco de todo. Preciosas vistas:

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, momentos sorprendentes (esa es una señal que indica que sólo pueden aparcar los PREMIOS NOBEL!!!!):

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, y otros menos bonitos. Berkeley, en su afán recaudatorio, nos puso sendas multas por aparcar... EN SENTIDO PROHIBIDO. La máquina de tickets de aparcamiento no funcionaba bien, por lo que pensábamos que podría ser por aparcar sin pagar, pero no... fue por la estúpida razón anteriormente expuesta: aparcar en SENTIDO PROHIBIDO un viernes a las 7 de la tarde, cuando la universidad ya estaba vacía... vivir para ver...
Pero eso no nos iba a bajar los ánimos... así que cogimos carretera y manta para volver a casa, pasando esta vez por el puente Dumbarton...

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Y cogiendo fuerzas para el siguiente día... la aventura en el Big Sur.

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