Pero vayamos poco a poco.
El viaje de regreso se nos hizo eterno, sobre todo la 2ª parte. El avión era bastante peor y como no teníamos reservados los asientos, nos pusieron en la última fila, al lado de los baños, con lo que eso conlleva: “maravillosos” olores, trasiego constante de gente que no tenían el más mínimo cuidado con no apoyarse en tu asiento viéndote que estabas intentando pillar algo de sueño, etc. Así que no hubo forma de dormir nada. Se suponía que teníamos que aguantar en ese vuelo sin dormir para poder llegar a casa e irnos a dormir sin problema. Pero las horas de ese vuelo coincidían con las horas de madrugada que llevabamos de Madrid y aunque Justo consiguió dormir 2 ó 3 horitas en el primer vuelo, estabamos ‘mataos’ y necesitabamos una cama con urgencia... Encima no teníamos ganas ni de leer ni de ver pelis. Pero bueno pasó, lo que no sabemos si volaremos de nuevo con US Airways... NO RECOMENDABLE, al menos los vuelos domésticos.
Pero a la mañana siguiente Rocío llamó a Justo para decirle que no hacía falta que fuera a la oficina porque estaban de obra ampliándola. ¡¡GENIAL!!, así que nos fuimos a desayunar al Peets :-)) Justo estuvo trabajando tranquilamente desde casa (necesitaba algo así, después del trote de Madrid y del viajecito) y yo estuve deshaciendo las maletas. Después, él quedó con Rocío para ir a recoger a Juan al aeropuerto, el nuevo “compi desplazado” (así se llaman legalmente en el visado, ¡suena fatal!). Después de que le enseñaran la oficina, recien ampliada, le enseñaron la ruta de rigor por Stanford, Palo Alto... y llegó a su casita americana durante unos días, hasta que él encuentre la suya propia ;-) Después nos fuimos a cenar a Compadres (ya habíamos estado en otra ocasión con Rocío y Ben, recordáis?) la plantilla española, jefe y familia incluida. ¡¡¡Era su cena de bienvenida!!!
Rocío y Ben nos prestaron una cama hinchable ("rest foam" como dicen los entendidos), que es el lugar de descanso de Juan... y también gimnasio, como podéis ver :)
El miércoles ya empezaba la vida normal en Mountain View. Justo y Juan se fueron a currar y yo me fui a mi clase de verano de inglés. La persona que lo imparte no es una señora mayor como en el curso ordinario, sino una chica jovencita. La clase no está mal, algunos de los juegos que hace son entretenidos y otros no, pero la verdad es que en 3 horas y cuarto , todos los días, se le tienen que ocurrir MUCHAS cosas y entiendo que es díficil que todo sea entretenido. Antes de irme a Madrid la profe me preguntó si quería en Septiembre pasarme a un nivel siguiente, y en un principio le dije que no, que sí después del verano veía que había mejorado me cambiaba, pero la verdad es que no sé si empezarán el libro de gramática desde el principio, y si es así, será un poco rollo, así que entonces me cambiaré.
La semana de Juan empezaba tranquila en Denodo Palo Alto, porque Jeff, Richard y Suresh estaban en un congreso en Boston y Wei no iba a trabajar. Así le era más fácil coger el ritmo, él también llegó matado del viaje aunque la compañía con la que voló fue mejor (British Airways). Esa tarde-noche nos quedamos en casa y fuimos a ver uno de los apartamentos que estaban vaciós en nuestra urbanización, lo malo es que no pudimos entrar porque lo estaban pintando. Cenamos tranquilamente en casa (Justo: con otro platazo preparado entre los tres... pollo con ensalada!!! :) )
El Jueves, comprobamos que la burocracia en América va tan lenta como en España, y que el maravilloso trato al público con el que nos habían acostumbrado en estos tres últimos meses, se quedaba en la empresa privada; aquí los funcionarios son igual de bordes que en España (en general, que no se mosqueen los dos funcionarios simpáticos J ). Nos fuimos en el bus 34 a la oficina donde se solicita el Número de la Seguridad Social (NSS). Aunque esto aquí no te sirva para tener médico gratuito, es necesario si quieres trabajar (en el caso de Justo, o el mío quizás...) o si quieres estudiar (en mí caso), también para sacarte el permiso de conducir, o para hacer gestiones bancarias por internet,... Pero cuando llegamos allí, estaba tan lleno como la sala del INEM en España. Y tras 2 horas de espera, el “inmigrante” que nos atendió nos hizo sentir como verdaderos inmigrantes, ¿qué se creía él? >:-{ Encima para decirnos que habíamos ido demasiado pronto ya que los registros de aduana de inmigración aún estaban en proceso y por tanto, teníamos que esperar unas 2 semanas más... con lo problema que eso conllevaba que era retrasar el poder sacarte el permiso de conducir. Además, lo más raro de todo, fue que para concederme a mí el NSS necesitabamos el certificado de matrimonio, a pesar de estar concedido ya el visado desde Madrid... y aunque Justo no dejaba de repetirle que estaba en español, él no dejaba de insistir que no importaba, Así que ahora nos lo tienen que mandar por correo,... ¡qué cosas más raras piden aquí! Juan tuvo más suerte en cuanto a que el señor que le atendió fue bastante más amable, pero lógicamente su respuesta fue la misma: esperar.
Después de coger yo el autobus a casa (me había perdido mi 2ª clase de inglés) y de un LAAAAARGO paseo por parte de Justo y Juan buscando una parada del autobus que les llevara a Palo Alto, llegaron a la oficina. Los americanos ya habían vuelto del congreso, excepto Suresh. Juan fue conociendo a sus compis poco a poco.
Por la noche nos fuimos al café Borrone a cenar con Rocío, Ben y Juan.