4 y 5 de Noviembre
El domingo, en mi último día de seminario, Justo voló a San Diego por la mañana para reunirse conmigo en el hotel donde yo me encontraba.
Cuando llegó a San Diego lo primero que hizo fue recoger el coche que teníamos reservado en el Entreprise del aeropuerto. Pudimos confirmar que son igual de "guarros" en toda la cadena ;-) El coche no estaba mal, un Ford Focus: era un coche, se movía, y nos dio el servicio que queríamos; pero qué mala suerte! En algún momento, la empresa Chrysler debío hacer una feria, una oferta impresionante o algún descuento curioso,... el caso es que en la zona de San Diego el Chrysler Cruise, estaba allá donde mirarás, descapotable o no, de cualquier color; era increible la cantidad de ellos que vimos. Pero fue coger camino carretera para Disneyland y abandonar los alrededores de San Diego y verlos de nuevo con normalidad. No sabemos qué pasó.
Después de terminar mi seminario, y tras acabar de comer Justo en el restaurante del hotel, cogimos nuestras maletas y nos trasladamos al cercano motel donde nos alojaríamos los días que estuviéramos en la ciudad.
Tras descansar ambos un ratillo, ¡¡¡empezamos nuestras vacaciones!!! Las primeras vacaciones que Justo y yo teníamos desde que llegamos a California. Justo se había cogido días sueltos cuando tuvimos aquí las visitas, pero realmente él no tenía sensación de estar de vacaciones. Una semana entera nos ayudaría a los dos a desconectar de TODO. Además desde hacía casi dos años y medio Justo no tenía vacaciones con el tema de la tesis, así que eran mucho más ansiadas.
Unos amigos americanos que estuvieron durante un tiempo viviendo en San Diego, cuando ella trabajaba como periodista en una famosa cadena de televisión americana, nos recomendaban la ciudad con fervor. San Diego es la segunda ciudad más grande de California y la sexta más grande de todo EEUU, pero no sé si es que no supimos ver lo clave de la ciudad, o porque lo más chulo no era lo más turístico, pero la visita nos quedó un tanto "insatisfecha".
Nosotros esa noche cenamos en uno de los típicos restaurantes americanos Hard Rock Cafe que había en 4th Avenue cerca del Horton Plaza. Justo había entrado en una ocasión en el de la plaza de Colón en Madrid, pero que yo recuerde, nunca había entrado. Nos deleitamos con la "exquisita" cocina americana. Moto colgada, y camarera llenita de tatuajes.
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A la mañana siguiente, aunque en nuestro motel teníamos gofres calientes incluidos para desayunar, quise despedirme de mi último desayuno en el Seven Seas (el hotel del seminario), así que cogimos el coche y en un minuto estabamos sentados dispuestos para pedir nuestro espesote "oatmeal" (papilla de avena) y nuestro chocolate caliente :-) ¡Lo echaré de menos!
La visita del día correspondía al Parque Balboa y al Zoo de San Diego.
Este zoo será uno de más conocidos del mundo pero desde que lo crearon en 1915, hay muchos otros que han creado después y que no están nada mal. Sin irnos muy lejos, por ejemplo nuestro zoo de Madrid o Cabárceno no tienen nada que envidiarle. El Zoo de San Diego es uno de los más grandes del mundo y tiene mogollón de animales, (vale, esa es una gran diferencia...) que no todos los vimos porque muchos estaban durmiendo (como en todo buen zoo que se precie). Pero lo que le hace aún más diferente a este zoo es que a los animales les rodea mucha vegetación.
Los animales más originales y divertidos fueron: la media docena de Koalas, adormilados que estaban despertando las cuidadoras no sabemos para qué, ¿quizás para comer?
Un panda gigante que acababa de ser papá y tanto la mamá panda como el osezno estaban en observación.

Un reno a lo lejos en un pequeña colina y un par de juguetones osos polares, que nos tuvieron un buen rato entretenidos con su pelea y sus zambullidas :-)
Pero lo que verdad nos gustó, fue el lugar donde está ubicado el Zoo: el Parque Balboa. Un enorme parque que además del Zoo posee bonitos edificios de estilo español que alojan 17 museos y jardines de distintos estilos, desde el Alcázar, a uno japonés y otro de cactus. La mayoría de las estructuras fueron construidas originalmente para la Exposición Panamá-California de 1915.
Para terminar el día nos fuimos a cenar a OTRO centro comercial que había cerca del motel (desde luego "malls" hay unos pocos), el Fashion Valley Shopping Center. Tendríamos nuestra primera visita del viaje al California Pizza Chicken, de nuevo otro restaurante típico está vez californiano.
El domingo, en mi último día de seminario, Justo voló a San Diego por la mañana para reunirse conmigo en el hotel donde yo me encontraba.
Cuando llegó a San Diego lo primero que hizo fue recoger el coche que teníamos reservado en el Entreprise del aeropuerto. Pudimos confirmar que son igual de "guarros" en toda la cadena ;-) El coche no estaba mal, un Ford Focus: era un coche, se movía, y nos dio el servicio que queríamos; pero qué mala suerte! En algún momento, la empresa Chrysler debío hacer una feria, una oferta impresionante o algún descuento curioso,... el caso es que en la zona de San Diego el Chrysler Cruise, estaba allá donde mirarás, descapotable o no, de cualquier color; era increible la cantidad de ellos que vimos. Pero fue coger camino carretera para Disneyland y abandonar los alrededores de San Diego y verlos de nuevo con normalidad. No sabemos qué pasó.
Después de terminar mi seminario, y tras acabar de comer Justo en el restaurante del hotel, cogimos nuestras maletas y nos trasladamos al cercano motel donde nos alojaríamos los días que estuviéramos en la ciudad.
Tras descansar ambos un ratillo, ¡¡¡empezamos nuestras vacaciones!!! Las primeras vacaciones que Justo y yo teníamos desde que llegamos a California. Justo se había cogido días sueltos cuando tuvimos aquí las visitas, pero realmente él no tenía sensación de estar de vacaciones. Una semana entera nos ayudaría a los dos a desconectar de TODO. Además desde hacía casi dos años y medio Justo no tenía vacaciones con el tema de la tesis, así que eran mucho más ansiadas.
Unos amigos americanos que estuvieron durante un tiempo viviendo en San Diego, cuando ella trabajaba como periodista en una famosa cadena de televisión americana, nos recomendaban la ciudad con fervor. San Diego es la segunda ciudad más grande de California y la sexta más grande de todo EEUU, pero no sé si es que no supimos ver lo clave de la ciudad, o porque lo más chulo no era lo más turístico, pero la visita nos quedó un tanto "insatisfecha".
San Diego estaba bajo la sombra de Los Angeles pero durante la Segunda Guerra Mundial el gobierno de los EEUU puso allí su Centro de Control Pacífico para la Marina Estadounidense. Así que la Marina y el turismo fueron y son muy importantes para la economía local.
La calle principal 5th Avenue o Gaslamp Quarter, estaba muy concurrida incluso un domingo por la tarde-noche. Quizás ayudó que al final (o al principio...) de la calle se encuentra el Centro de Convenciones de San Diego y ese fin de semana estaban ofreciendo un congreso de Neurociencia bastante importante a juzgar por la cantidad de gente que salía de él (parece que más de 4000 personas!!!). El Gaslamp Quarter es sobre todo una calle con casitas victorianas y llena de restaurantes y terrazas, aunque hiciera un pelete... (...¡estos californianos!) Su característica principal es que sus farolas siguen siendo de gas (como su nombre indica) .
Pero las calles aledañas, estaban más bien tristonas y vacías. Cerca estaba el centro comercial Horton Plaza, el principal centro comercial de San Diego y aunque todas las tiendas estaban abiertas (repito, un domingo por la tarde), no había mucha gente ni comprando ni paseando.
A nosotros no nos dio tiempo, pero seguramente un paseo por el East Harbor Dr, rodeando el puerto, estaría bien. De allí parten cruceros y quizás alguno merezca la pena; por fotos que recibí posteriormente de los compis del seminario, las vistas de la ciudad de noche deben ser espectaculares.

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A la mañana siguiente, aunque en nuestro motel teníamos gofres calientes incluidos para desayunar, quise despedirme de mi último desayuno en el Seven Seas (el hotel del seminario), así que cogimos el coche y en un minuto estabamos sentados dispuestos para pedir nuestro espesote "oatmeal" (papilla de avena) y nuestro chocolate caliente :-) ¡Lo echaré de menos!
La visita del día correspondía al Parque Balboa y al Zoo de San Diego.
Este zoo será uno de más conocidos del mundo pero desde que lo crearon en 1915, hay muchos otros que han creado después y que no están nada mal. Sin irnos muy lejos, por ejemplo nuestro zoo de Madrid o Cabárceno no tienen nada que envidiarle. El Zoo de San Diego es uno de los más grandes del mundo y tiene mogollón de animales, (vale, esa es una gran diferencia...) que no todos los vimos porque muchos estaban durmiendo (como en todo buen zoo que se precie). Pero lo que le hace aún más diferente a este zoo es que a los animales les rodea mucha vegetación.
Un reno a lo lejos en un pequeña colina y un par de juguetones osos polares, que nos tuvieron un buen rato entretenidos con su pelea y sus zambullidas :-)
Pero lo que verdad nos gustó, fue el lugar donde está ubicado el Zoo: el Parque Balboa. Un enorme parque que además del Zoo posee bonitos edificios de estilo español que alojan 17 museos y jardines de distintos estilos, desde el Alcázar, a uno japonés y otro de cactus. La mayoría de las estructuras fueron construidas originalmente para la Exposición Panamá-California de 1915.
Algunos ejemplos:
La Plaza de Panamá,

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el jardín Alcazar y Museo del Hombre al fondo,
La Plaza de Panamá,
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el jardín Alcazar y Museo del Hombre al fondo,
Para terminar el día nos fuimos a cenar a OTRO centro comercial que había cerca del motel (desde luego "malls" hay unos pocos), el Fashion Valley Shopping Center. Tendríamos nuestra primera visita del viaje al California Pizza Chicken, de nuevo otro restaurante típico está vez californiano.
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